LIMPIADOR DE CHIMENEAS

2 remedios caseros para limpiar el cristal de la chimenea y que quede como nuevo

Aprende a hacer dos limpiadores de chimeneas caseros, económicos y efectivos.

Limpiador de chimenea.Fuente: Producción Gastrolab
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El otoño ya dio inicio hace unos días en esta parte del mundo y las temperaturas comenzarán a disminuir hasta que nuevamente las chimeneas entren en acción en los hogares. Si tienes uno de estos sistemas en tu vivienda, sabrás que la combustión que se genera termina manchando el cristal y dejándolo negro. 

En el mercado existen muchos productos para quitar el hollín de estas superficies delicadas. Sus resultados son efectivos y los cristales quedan relucientes. Claro que también hay que dejar una inversión en la compra. Entonces, frente a la suciedad acumulada que pueda tener este objeto del hogar, también se pueden implementar remedios caseros limpiadores.

¿Cómo hacer un limpiador de cristales de chimenea?

El remedio casero se puede hacer con las cenizas que todavía se encuentren en la chimenea. Para eso hay que mezclarlas con un poco de agua en un cuenco, hasta formar una pasta casi masa. Lo ideal es ir agregando el líquido de a poco para que no quede acuosa la sustancia limpiadora. Luego podrás aplicarla y frotarla suavemente contra el cristal, con ayuda de un paño o esponja. Finalmente deberás aclarar con agua para retirar la suciedad.

Cenizas de la chimenea. Fuente: Pixabay.com

El amoníaco también te ayudará a quitar el hollín del cristal de la chimenea

Una sustancia un poco más fuerte en cuanto a su efecto limpiador, es el amoníaco. Puedes hacer una mezcla con esta sustancia y agua para rociar la superficie con suciedades difíciles o muy impregnadas. Al colocar este producto casero, debes dejarlo actuar 30 minutos, luego aclarar con abundante agua y una esponja, y finalmente dejar secar el vidrio.

Solución con amoníaco para limpiar el cristal de la chimenea. Fuente: Freepik.es

Es importante mencionar que este último procedimiento será más efectivo para limpiar manchas incrustadas o muy adheridas al cristal. Cabe decir también que nunca debes utilizar un rascador o cepillo de cerdas muy duras, porque de esta manera solo rayarías la superficie delicada. Lo mejor siempre es hacer uso de utensilios de texturas suaves, no agresivas con el material.