TRUCOS CASEROS

¿Cansado de los bizcochos secos y duros? Sigue estos trucos para que salgan esponjosos y deliciosos

Prepara un bizcocho suave, esponjoso y delicioso con estos sencillos tips.

Bizcocho de naranja.Créditos: Pexels
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El bizcocho es un dulce de lo más versátil pues podemos comerlo en el desayuno, la merienda, o en el momento del día que más nos apetezca. Es ideal para compartir con los miembros de la familia o amigos, y al hacerlo en casa, nos aseguramos de no añadirle conservantes ni colorantes, y que por tanto es una opción más saludable a diferencia de los otros dulces.

Pero, ¿cuántas veces os ha ocurrido que después de pasar horas preparando un bizcocho este sale duro, casi incomible o de buen aspecto, pero crudo en el interior? ¡Es totalmente frustrante! Para evitar que esto ocurra, os contamos los mejores trucos para conseguir un bizcocho esponjoso y perfecto. 

Antes que nada, debéis saber que a la hora de elaborar bizcochos caseros hay 4 puntos importantes a tener en cuenta para que salgan esponjosos: los ingredientes, la masa, el horneado y la conservación. Si queréis conseguir un bizcocho perfecto, toma nota de estos trucazos:

Receta de repostería. Foto: Pixabay

Sigue la receta al pie de la letra

El primer gran error en la repostería es subestimar su ciencia, puede parecer muy sencillo pero un bizcocho involucra saberes exactos que no podemos hacer a un lado por más simples que puedan parecer. Aunque parezca muy obvio, es importante tomar en cuenta este consejo, ya que algunas veces modificamos la receta sin darnos cuenta, o añadimos los ingredientes a ojo, y una vez horneado, el resultado es un desastre.

Lo importante es que escojáis una receta confiable y con la que te sientas cómodo, debe ser una receta fácil de entender y si sois principiantes,lo mejor es usar ingredientes que os sean familiares. Tened presente que hacer una receta, al final de cuentas, es un proceso químico y según como mezcléis los ingredientes, producirán reacciones químicas que harán que tu receta sea un éxito o un fracaso...

Ingredientes para el bizcocho. Foto: Pixabay

Usa ingredientes a temperatura ambiente

Si agregamos los ingredientes recién sacados de la nevera a la masa del bizcocho, lo más seguro es que al batirlos no queden bien integrados y por tanto la textura no sea cremosa, ni homogénea. Lo ideal, es sacar todos los ingredientes de la nevera un rato antes de que preparemos el bizcocho, de manera que estén a temperatura ambiente cuando los agreguemos a la masa. 

Hay que sacar los huevos, la mantequilla y la leche de la nevera al menos 30 minutos antes de empezar a elaborar el bizcocho. Por lo que os recomiendo que los dejéis que se atemperen a unos 20ºC, aproximadamente. No debemos olvidar que si añadimos un ingrediente muy frío podemos llegar a cortar el proceso quí

Cucharas medidoras. Foto: Pexels

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Respeta las cantidades de cada ingrediente

Aunque cocinemos a ojo y las recetas salgan bien, la repostería necesita las cantidades bien medidas si queremos un buen resultado, y más si se trata de masas horneadas como los bizcochos. Cada receta indicará la cantidad exacta de cada ingrediente para que el bizcocho os quede suave, esponjoso y dorado. No caigáis en la tentación de añadir más de aquello o menos de esto porque en ese caso, el resultado no será el esperado.

Huevos, azúcar y harina. Foto: Pexels

Mezcla perfectamente los huevos y el azúcar

Una de las claves de la esponjosidad de un bizcocho está en el batido de los huevos y el azúcar. Para darle al bizcocho el aire necesario para que esponje, es imprescindible batir bien las yemas, agregar el azúcar, y seguir batiendo hasta que cambien de color y textura. El punto óptimo es cuando las yemas adquieren una textura cremosa y un color blanquecino.

Para llegar a ese punto, lo mejor es utilizar unas varillas eléctricas y batir durante 5 minutos a velocidad media. Los huevos camperos son los consentidos de la repostería porque dan un sabor más delicioso y un color más bonito.

Harina tamizada. Foto: Pexels

Tamiza los ingredientes secos

Tamizar la harina, el cacao en polvo junto con la levadura o cualquier otro ingrediente seco antes de agregarlos a la mezcla de huevos y azúcar, nos permitirá obtener una crema mucho más fina, suave, delicada y libre de grumos. Para tamizarlas, en caso de no disponer de un tamiz, un colador fino puede servir igualmente.

Además de tamizar la harina y la levadura, es importante que las agregues poco a poco a la masa y sin dejar de batir con las varillas hasta que queden perfectamente integradas en la mezcla del bizcocho. Si la bates de más se formará el gluten que hará que el bizcocho quede apelmazado.

Mantequilla en cubos. Foto: Pixabay

Aprende a diferenciar entre mantequilla y aceite

La grasa es indispensable para que un bizcocho quede perfecto. Puedes escoger la grasa que indica la receta o sustituirla por la que tú utilices, por supuesto con la equivalencia correcta. Pero ¿existe la opción correcta? Si buscáis un sabor intenso, os recomendamos usar mantequilla. Eso sí, debe ser de buena calidad para obtener buenos resultados. Además, debemos añadirla junto a los huevos y batirla hasta conseguir una crema esponjosa. Si la receta no lo indica, no derritas la mantequilla, mejor córtala en cuadritos para que alcance la temperatura ambiente más rápidamente. 

En cuanto al aceite, estos es lo que podemos deciros: El aceite de oliva extra virgen aporta un color y un sabor muy especial a los bizcochos, pero al utilizarlo, estos no esponjarán tanto. El aceite de girasol aporta la grasa necesaria, pero no tanta como con el aceite de oliva, por lo que el volumen del bizcocho no se verá afectado, pero el sabor será prácticamente inapreciable.

Leche y miel. Foto: Pexels

Respeta la densidad de los líquidos

Es imposible preparar un bizcocho sin líquidos, pero es importante que sepamos que al añadir mermeladas, esencaias o miel a la mezcla, la cantidad de líquido variará. Si añadimos fruta, debemos triturarla y restar la cantidad que agreguemos a los ingredientes líquidos.

Generalmente el líquido es el último ingrediente que se añade, por lo que debe de estar tibio. Podéis darle un toque de calor, pero que no se caliente, ya que puede fundir la mantequilla. En cambio, las especias no alterarán la cantidad de los ingredientes, pero el cacao, el café soluble, e incluso el coco rallado sí, por lo que debemos restar de la cantidad de harina, los gramos que usemos.

Molde desmontable de acero inoxidable. Foto: Pixabay

Encuentra tu molde ideal

Hay una gran variedad de moldes hechos de diferentes materiales disponibles en el mercado. El más recomendado e infalible es un molde redondo desmontable de acero inoxidable, ¿queréis saber el porqué? Estos moldes distribuyen mucho mejor el calor, haciendo que la cocción del bizcocho sea totalmente uniforme. Aunque suelen venir recubiertos con una capa antiadherente, os recomendamos que antes de agregar la masa, lo engraséis con mantequilla, o un poco de aceite de oliva.

Galletas horneadas. Foto: Pexels

Conoce los secretos de tu horno

Cada horno es un mundo, pero lo importante es que llegues a conocer el tuyo y que jamás olvides precalentarlo, estas son dos reglas básicas que debes aplicar. La temperatura de horneado de un bizcocho está entre los 170ºC y los 180ºC, siempre y cuando la receta no indique lo contrario.

Debes hornear con calor abajo y arriba y con la bandeja al centro Si tu horno da más calor por arriba y se suelen quemar los bizcochos, puedes cubrir con papel aluminio la parte superior de tu bizcocho, así el calor no será tan directo. Si tu horno da más calor por abajo, pon una bandeja para hornear en el suelo del horno.

Por último, no debemos olvidar que el bizcocho es una de esas recetas que debemos perfeccionar hasta que le cojamos el punto y podamos prepararlo sin tener que mirar la receta. El bizcocho de yogur es la receta ideal para empezar a practicar ya que se prepara midiendo las cantidades con vasitos de yogur, ¡más fácil imposible! Aunque también podéis intentarlo con otro clásico: el bizcocho de naranja.